Extracto del articulo de Bruno Henríquez Pérez Muchos hemos oído hablar alguna vez del efecto invernadero. A veces se hace referencia a él en la prensa para relacionarlo con la contaminación y el calentamiento atmosférico.
¿Por qué cada verano nos parece más caliente?
Veamos en qué consiste el efecto invernadero y cuáles son sus aspectos favorables y cuáles los desfavorables.
El efecto invernadero está presente en esas casas con paredes y techo de vidrio que se usan en los países de latitudes altas y medias para crear las condiciones de verano durante el invierno, más conocidas por invernaderos, de donde procede su nombre.
¿Cómo se produce?
La radiación solar puede clasificarse en ultravioleta, visible e infrarroja. Casi toda la radiación ultravioleta es absorbida por la capa de ozono y no llega a la Tierra. Desde el punto de vista energético, casi el cincuenta por ciento de la radiación solar que llega a la Tierra es visible y casi el otro cincuenta por ciento pertenece al infrarrojo cercano. Una pequeña parte es infrarrojo lejano (Fig.1).
Fig.1. Esquema del efecto invernadero.
Ante todo debemos saber que esos vidrios transparentes que a veces de tan limpios nos parece que no están ahí y hasta algunos distraídos tropiezan con ellos, son sólo transparentes a casi toda la radiación solar (espectro visible e infrarrojo cercano) pero no a otras partes del espectro no menos importantes, como la llamada radiación infrarroja lejana, que aunque es invisible al ojo humano la emiten todos los cuerpos calientes, inclusive nuestros cuerpos ( Fig. 2).
Fig. 2. Esquema del efecto invernadero con las «trampas de calor» en las ventanas.
La radiación solar que atraviesa los vidrios calienta el interior del local, y los cuerpos calientes emiten a su vez energía por el calor que poseen en función de su temperatura, pero esta radiación infrarroja lejana es incapaz de atravesar el vidrio, se refleja o se absorbe por éste, se queda atrapada en el interior y produce un aumento de la temperatura. En esto consiste esencialmente el efecto invernadero, o sea, es una trampa de calor. La radiación solar es absorbida por los cuerpos y se transforma en calor, éste se propaga en ondas infrarrojas que no pueden atravesar el vidrio y la energía queda atrapada dentro del recinto.
¿Cómo se usa?
El efecto invernadero se usa en los calentadores de agua, las cocinas solares, los secadores solares y es el que permite que en nuestra latitud las noches sean cálidas, pues la radiación emitida por la superficie del planeta calentada durante el día queda atrapada y se refleja en las nubes, que tampoco dejan pasar la radiación infrarroja.
Cuando en invierno el cielo nocturno no tiene nubes, la radiación se escapa al espacio y las noches son más frías. Así, aprovecho para aclarar comentarios de gente muy mayor: lo que enfría en las noches de invierno no es la Luna, sino la transparencia de la atmósfera, el cielo «limpio» del invierno.
El planeta Venus por la densidad de su atmósfera tiene un fuerte efecto invernadero que llega a producir en ese astro temperaturas de más de 200 °C. En Marte, por el contrario,
la atmósfera es tan tenue que no existe apenas efecto invernadero y se puede decir que a pesar de su color rojo, que siempre asociamos con el fuego y con el calor, es un planeta de invierno.
Si usamos o no barreras de cristal, o de materiales que dejen pasar la luz visible y no dejen salir el infrarrojo típico de los cuerpos calientes, podremos producir o evitar la aparición del efecto invernadero. Así, conocer el efecto invernadero nos puede permitir crearlo o evitarlo.
El efecto como amigo
Cuando mencionamos los dispositivos para calentar agua o para secar estamos utilizando el efecto invernadero como amigo, o sea, en función de nuestras necesidades. Esto nos permite ahorrar energía o hacer más eficientes los sistemas que aprovechan la energía solar y nos ayudan a no gastar otras formas de energía.
• El agua precalentada para la cocción permite ahorrar la energía de calentamiento.
• El secador acelera el ciclo de secado del agua biológica de cualquier producto, ya
sea la madera o incluso de plantas medicinales, semillas, frutas, carnes, etcétera.
Durante el invierno, en países de altas latitudes, las construcciones acristaladas ayudan a ahorrar energía en calefacción y permiten cultivar plantas de climas cálidos que de otra forma habrían muerto.
El efecto como enemigo
El efecto invernadero es nuestro enemigo cuando produce calentamiento perjudicial de zonas, objetos o locales y no lo podemos evitar, ya sea por nuestra ignorancia o porque las causas que lo producen son ajenas e incontrolables.
Así, también se habla del calentamiento de la atmósfera por los gases de invernadero,
o sea, sustancias como el CO2 que al estar en disolución en la atmósfera contribuyen a potenciar el efecto.
La enemistad de este efecto está relacionada con el desconocimiento que tengamos de él. El efecto invernadero existe lo queramos o no, lo sepamos o no, lo despreciemos o no.
Por eso, para evitar que sea nuestro enemigo, y poder combatirlo, debemos conocerlo.
El efecto en la vida diaria
Cuando se realiza una construcción acristalada, o se ponen algunas ventanas con paños de vidrios fijos en las fachadas en las que incide el Sol, sin proteger exteriormente la entrada de la radiación, se produce el efecto invernadero.
Este trae como consecuencia que la temperatura en el interior aumente y que ni siquiera
el aire acondicionado sirva de mucha ayuda.
Algunos leerán esto con incredulidad. ¿Cómo es posible que el aire acondicionado no pueda contra el efecto invernadero? Es muy fácil. El aire acondicionado enfría el aire, mientras que el efecto invernadero tiene origen en la radiación; ésta calienta las superficies, mientras que el aire es transparente a la radiación; así, usar el aire acondicionado para sacar el calor creado por la radiación del efecto invernadero, es como tratar de vaciar un recipiente lleno de agua con una lata que no tiene fondo.
La mejor protección contra ese efecto invernadero nocivo está en poder cortar la cadena que lo produce, por lo que el primer paso debe ser evitar la penetración de los rayos directos del Sol; el otro paso es evitar la trampa que se crea al tener ventanas con paños de vidrios fijos que impiden la ventilación y no dejan salir el calor en forma de radiación.